El Guardabares es un archivo de bares auténticos de Zaragoza, entendidos como un estilo de vida junto a la barra, donde las charlas van y vienen, y los vasos de vermú se vacían.
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Bar Navarro

Delicias


Fundación

1967

Dirección

Calle Echegaray, 1

50006 Zaragoza


Horario

Jueves cerrado

Redes sociales

Sobre la atípica puerta de entrada, incrustada en el enorme ventanal, se asientan unas viejas letras con el nombre del bar, como presagio de lo auténtico de su interior. El Navarro representa fielmente el bar de toda la vida, de los que han pasado de padre a hijo, manteniendo una pulcritud y un esmero en el producto muy por encima de lo habitual.

Manolo lleva las riendas desde la barra, como anteriormente lo hizo su padre. Desde su zona de control despacha hábilmente botellines de cerveza, vermús y vasos de vino, igual que maneja el cuchillo para el corte del jamón ibérico que descansa junto a una antigua balanza. Su mujer se encarga de la cocina, acompañada de la madre de Manolo –siempre con su bata–, a la que de vez en cuando se vislumbra por una rendija de la cortina.

Por la mañana el servicio arranca con vinagrillos y laterío, donde destacan de manera contundente las anchoas en salmuera, con ajo o lavadas, que sin duda se encuentran entre las mejores de la ciudad. A medida que el día avanza y hasta la noche, siempre bajo consejo de Manolo —ya que en la barra no se muestran raciones—, aguardan en la cocina unos de los callos más solicitados de la capital, caracoles, madejas, bacalao, ajoarriero, conejo, chipirones en su tinta, croquetas de jamón y bacalao, embutidos, queso zamorano, ensalada e incluso guisos de carne y platos de cuchara, como las cotidianas lentejas.

Las botellas de licores lucen perfectamente alineadas detrás de la barra.
Los estantes de madera, los azulejos verdes, las mesas de formica y una escalerilla para subir al altillo conforman una atmósfera añeja. Sobre la barra de formica, tan limpia y brillante, entre tonos rojos y verdes, se reflejan los jamones que cuelgan del techo, en una estampa a medio camino entre un cuadro de Hopper y lo castizo.

 

Lo guardamos con 3 sifones por: sus raciones y tapas extremadamente caseras y de calidad, su anchoa que se encuentra entre las mejores de la ciudad, su entrada con un gran ventanal y la pulcritud de todo el local. 

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