Bar Navarro
Delicias
Fundación
Dirección
Calle Echegaray, 1
50006 Zaragoza
Horario
Redes sociales
Sobre la atípica puerta de entrada, incrustada en el enorme ventanal, se asientan unas viejas letras con el nombre del bar, como presagio de lo auténtico de su interior. El Navarro representa fielmente el bar de toda la vida, de los que han pasado de padre a hijo, manteniendo una pulcritud y un esmero en el producto muy por encima de lo habitual.
Manolo lleva las riendas desde la barra, como anteriormente lo hizo su padre. Desde su zona de control despacha hábilmente botellines de cerveza, vermús y vasos de vino, igual que maneja el cuchillo para el corte del jamón ibérico que descansa junto a una antigua balanza. Su mujer se encarga de la cocina, acompañada de la madre de Manolo –siempre con su bata–, a la que de vez en cuando se vislumbra por una rendija de la cortina.
Por la mañana el servicio arranca con vinagrillos y laterío, donde destacan de manera contundente las anchoas en salmuera, con ajo o lavadas, que sin duda se encuentran entre las mejores de la ciudad. A medida que el día avanza y hasta la noche, siempre bajo consejo de Manolo —ya que en la barra no se muestran raciones—, aguardan en la cocina unos de los callos más solicitados de la capital, caracoles, madejas, bacalao, ajoarriero, conejo, chipirones en su tinta, croquetas de jamón y bacalao, embutidos, queso zamorano, ensalada e incluso guisos de carne y platos de cuchara, como las cotidianas lentejas.
Las botellas de licores lucen perfectamente alineadas detrás de la barra.
Los estantes de madera, los azulejos verdes, las mesas de formica y una escalerilla para subir al altillo conforman una atmósfera añeja. Sobre la barra de formica, tan limpia y brillante, entre tonos rojos y verdes, se reflejan los jamones que cuelgan del techo, en una estampa a medio camino entre un cuadro de Hopper y lo castizo.