Casa Antonio
Centro
Fundación
Dirección
Calle Dato, 22
50005 Zaragoza
Horario
S: de 11:30 a 16:30 y 19:30 a 23:30 h
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Los carteles-pizarra de coca cola con forma de cocinero fueron un elemento habitual que nos daba la bienvenida en las entradas de los bares durante los años 80 y 90, y que poco a poco, han ido desapareciendo hasta convertirse en auténticas reliquias pop. En el caso de toparnos con uno, puede indicarnos que estamos ante un lugar que tiene cierta solera, y si a esto le sumamos un buen rótulo sesentero y unos azulejos, el acierto puede ser total.
La familia López regentaba un quiosco de bebidas en los años 30, situado en el Paseo de la Independencia, y ya en los 50 montaron Casa Antonio, donde actualmente los hijos del fundador sirven comida casera a una numerosa clientela asidua al menú del día y al vermú.
Al igual que ocurre con el exterior del bar, el interior también conserva elementos genuinos como barra de metal, paredes forradas con madera y sillas de formica, que crean el paisaje perfecto para disfrutar de su tapa del día. El comedor, en la misma línea que el resto, es un lugar austero y sin pretensiones, con un frigorífico que hace las veces de pedestal para trofeos y un pequeño aparador de servicio de mesa. En este local el tiempo parece circular muy despacio, hasta casi detenerse, para dejarnos contemplar ciertas cosas que no han cambiado en décadas, como en una estampa
de Azorín.
La comida es casera, muy casera y de calidad. Cada día de la semana el menú ofrece un plato de cuchara, como pueden ser migas, cocido, lentejas castellanas o alubias con almejas, además, siempre cuenta con platos de la gastronomía aragonesa, como el pollo a la chilindrón o el muy amado melocotón con vino. Las cotidianas albóndigas son deliciosas y merecen mención especial. Para postre, una especialidad de la casa tan apetitosa como contundente es la torrija con arroz con leche, algo a lo que es difícil decir que no y que nos dejará bien sentados en la silla durante
un rato.
La tapa del día y su buena selección de frituras y laterío hacen de Casa Antonio una opción también muy interesante para la hora del vermú.
Da gusto contar con garitos como éste, que sobreviven en zonas que poco más tienen que ofrecer, con la calidad y el servicio de antaño, manteniendo además el sabor y la actitud, como es el caso, sin caer en la altanería —ni en los precios— de ciertos lugares afamados o situados en según qué zonas.