Vinos Chueca

Un mercadillo de antigüedades, un centro cultural, un almacén de carbón y un bar de carretera de la América profunda. Todo eso y más es Vinos Chueca, una taberna del barrio de Casetas cuyos inicios como carbonería datan de los años veinte, y que lleva desde 1940 sirviendo vermú de la manera más tradicional.

Domingo Chueca montó la vinatería que, desde 1993, dirige su nieta Nines junto a Roberto, quien además de tabernero es músico bajo el nombre de Gran Bob, algo que queda patente en la multitud de instrumentos que cuelgan de techo y paredes y en los numerosos conciertos que se dan en el local. Y no solo instrumentos: cacharros de todo tipo, carteles antiguos e incluso una pequeña tienda hacen creer por un momento que estamos ante un mercado de las pulgas rural.

La colección de sifones –muchos de ellos con sobresalientes diseños– presente encima de la barra, junto al empeño de sus propietarios en el uso del sifón clásico para el vermú, hace de Vinos Chueca un templo de las aguas carbonatadas. El producto estrella, sin menospreciar a las croquetas, es el vinagre y el laterío, mezclado hasta el infinito, entre el que destaca su famoso Combinado Mexicano con berberechos, anchoas, pepinillo y aceitunas.

Siempre con buena música de fondo y en un ambiente sosegado, habituales del barrio se entremezclan con los visitantes forasteros que llegan los fines de semana para disfrutar del vermú en su genial patio –horno de leña incluido– o en los bancos y banquetas de madera del interior; con la certeza de estar en un lugar único, que se podría encontrar en un territorio pantanoso o fronterizo, pero que no es otra cosa que una taberna rural.