Bar Texas

Las pizarras y los reclamos exteriores pintados sobre el cristal, anuncian que en esta esquina nos encontramos ante algo grande. De acuerdo, admitimos que la pulcritud no es su fuerte, tampoco el tamaño de sus raciones, ni su precio, pero es un imprescindible del Tubo y transmite la esencia de lo que una vez fueron esas calles.

El ambiente, alegremente castizo, está compuesto por una decoración nutrida de matrículas americanas, pegatinas de divisiones aéreas, toreros, cencerros, cuadros de vaqueros, azulejos con refranes, un cartel de los granjitos y chillonas paredes moradas. El elemento más notable del Texas es el mostrador-plancha desde el que Juan, quien empezó a trabajar en este bar a los 14 años, marca las madejas y cuenta una a una las patatas que componen la ración de bravas, que son motivo de peregrinaje. Por otro lado, en la barra principal, entre grito y golpe de cencerro, atiende enérgicamente su propietaria, acompañada de una imponente nevera de madera.

Las frituras clásicas, lechecillas, madejas, croquetas, torreznos, morro, boquerones y sus papas nunca faltan. No pienses que saldrás saciado, pero disfrutarás del ambiente clásico del Tubo que cuenta con el Texas como único y último aliado.