La Bodega del Tío Jorge

El barrio de Torrero continúa cobijando bares y tabernas de gran usanza, formando así una de las rutas para el vermú más interesantes y pintorescas de la ciudad. A pocas calles de nuestra admirada taberna La Palma, en el límite de la zona antigua del barrio, se encuentra desde hace más de cincuenta años La Bodega del Tío Jorge.

Nombramos precisamente La Palma porque la historia de ambos negocios está unida por la misma persona. Generoso, aquel gallego que montó un despacho de vinos en su propia casa de la Calle Ateca, era también el propietario del local que nos ocupa, llamado —en aquellos tiempos en los que discurría la crisis del Congo—, Café Bar Congo.

Ya como La Bodega del Tío Jorge, con Pepe y Tere a los mandos, la bodega gozó de enorme popularidad como lugar de reunión habitual de las gentes del barrio, y de quienes acudían para disfrutar de sus cazuelas y mariscos, grandes especialidades que siguen presentes.

Poco ha cambiado La Bodega con el paso del tiempo; el ambiente sigue siendo el de un mesón castizo, donde objetos varios y fotografías antiguas pueblan las paredes. Bajo el techo de madera una barra repleta de especialidades, banderillas, croquetas, montaditos, cojonudos, salmueras y por supuesto el apreciado marisco, que sus actuales propietarios, Salva y Ana, han continuado preparando en el lugar.

Estas calles siguen ofreciendo un gran atractivo desde el punto de vista del vermutero empedernido. El vaho añejo que se respira en sus locales no responde a modas pasajeras, y si además uno se encuentra con la Tribu del Rorro, el gozo entre vino y canción puede ser trascendental.