Casa Rodri

En la antigua calle Mariano de Cavia, hace ya más de 50 años, se podían encontrar dos bares que eran las joyas de la zona. Casa Paco, muy frecuentada por los alumnos de la cercana Escuela de Maestría del Corona de Aragón, y unos metros mas allá, en una parcela, se encontraba Casa Rodri.

La renovación urbana llegó a esta calle, pasó a denominarse Tomás Bretón, y con el derribo de las parcelas, Casa Paco se trasladó a la cercana Concepción Arenal y Casa Rodri lo hizo a la calle Escosura. Solo uno ha sobrevivido hasta nuestros días. 

Casa Rodri es el lugar perfecto para el amante del laterío. Desde la misma barra, el camarero pregunta la cantidad de trozo de pan que el cliente desea, para rellenar al gusto, con anchoas, boquerones, mejillones, chipirones, bacalao, escabeche, guindillas, pimiento asado... y para rematar el bocadillo, como siempre en estos sitios, lo mejor es pedir consejo al propietario, hijo del fundador. La calidad del producto es excelente, es imposible cansarse ante tanta variedad y además, resulta económico. La oferta se completa con torreznos, adobo, curados y quesos. Un consejo, hay que probar la tortilla de patata, y si es entre un trozo de pan, acompañada con unos pimientos, mucho mejor.

En Zaragoza, pocos son los sitios en los que hoy, se pueda pedir un porrón. Aquí los hay de tres tamaños, todos perfectamente alineados detrás de la barra. El pequeño para perfecto uso individual y los dos siguientes para compartir, o en caso de que uno se levante con el cuerpo más jotero de lo habitual.

Puede pasar algo desapercibido en una calle plagada de clubs nocturnos, aunque justo de frente, su llamativo color rojo, el nombre del bar rotulado a mano y su aspecto de siempre llaman la atención del buscador de bares auténticos. La estética interior es acorde a la fachada, porrones, sifones, embutidos que cuelgan, azulejos, una gayata...

Se recomienda pasar pronto, a la hora del almuerzo, puesto que el local acostumbra a llenarse, y así se puede disfrutar de todas las latas que ocupan la barra. Eso sí, no se les ocurra ir de vermú en fin de semana. Lo encontrarán cerrado. Este es uno de los pocos bares que pueden permitirse tal ocurrencia. Desde El Guardabares, tenemos una último consejo por raro que parezca, y es pasar por Casa Rodri cuando esté cerrado, para poder admirar su persiana pintada a mano.