El Garito de Emilio

Inaugurado en los días previos a las fiestas del Pilar hace ya 38 años, El Garito de Emilio ha levantado la persiana de su negocio día tras día, convirtiéndose en uno de los establecimientos más antiguos del barrio de Delicias.

Don Emilio Gambaro cumple el perfil de los hosteleros de antaño, aquellos que trabajan detrás de la barra con tanta pasión y esfuerzo que el cliente los nota. Siempre ataviado con llamativos tirantes, controla y atiende a la perfección, y explica orgulloso las maravillas de los productos que llenan sus expositores, engatusando al respetable para que pida una ración tras otra. Eso sí, difícilmente uno se sentirá engañado, puesto que todo es de buena calidad y por supuesto siempre podemos no hacer caso a sus recomendaciones y pedir lo que nos venga en gana.

Este bar, que también es restaurante, tiene una oferta de producto abrumadora, podría decirse que tiene de todo, incluso preparan botillo por encargo, esa delicia berciana que posiblemente no pueda degustarse en ningún otro local de la ciudad. La barra está siempre a rebosar de tapas y raciones, madejas, torreznos, caracoles, patatas, banderillas, gambas rebozadas, setas, anchoas, bacalao, calamares, sepia, montaditos... por citar algunos ejemplos, ya que la lista es interminable.

Otro punto fuerte es la decoración, antiguas fotografías del barrio conviven en las paredes con pósters ochenteros de chimpancés vestidos de persona, todo en un ambiente típicamente español.

Hay que destacar que aquí se mantiene la noble costumbre ya casi desaparecida, más propia de tierras castellanas, de ofrecer un caldo caliente, algo muy apreciado por El Guardabares, que además aquí preparan durante todo el año.

El garito, es todo un rara avis en la actualidad ya que está siempre abierto. Se puede ir a degustar sus especialidades cualquier día del año sin miedo a que la barra esté vacía, algo muy difícil de encontrar hoy en día.
Esto es hostelería de la vieja escuela.