De vermú con: Toi Brownstone
Periodista musical
Toi es del Rock, eso es algo que queda claro al estar con esta zaragozana afincada desde hace más de una década en Barcelona. Periodista musical en la revista RockZone, Toi cubre festivales y conciertos, escribe reseñas de discos, entrevistas, y tiene su columna mensual Toi's in the Attic. De noche, es dj residente en Psycho Rock'N'Roll Club bajo el nombre de Miss Brownstone donde pone temazos de rock de los noventa y bebe más cervezas que tú. Aprovechamos que pasa por Zaragoza para quedar con ella en el Bar Lázaro, cercano a la Harinera de San José.
Vermú, ¿con sifón o sin sifón?
Todo depende del tipo de vermú, aunque el toque de sifón me encanta.
Tortilla, ¿con cebolla o sin ella?
Cebolla is the law! Si hay que comerla sin cebolla, pues se come, pero para mí la cebolla es la que marca la diferencia.
Siendo vegetariana la oferta de tapas clásicas se reduce, aun así, se pueden encontrar multitud de ellas en las barras españolas, ¿con cuales te quedas?
La oferta se reduce notablemente, es cierto, pero esto jamás me ha frenado a la hora de tapear, y os aseguro que no acostumbro a quedarme con hambre. Desde que empecé a hacer campanas en el instituto, mi tapa favorita siempre ha sido una buena ración de bravas. El universo de las bravas tiene su aquel, y parece mentira la cantidad de establecimientos que tienen el valor de servir basura mancillando el honor de este gran clásico. Unas buenas bravas son insuperables. Con pan para untar, eso sí, que en Barcelona por ejemplo se racanea mucho con esto. A partir de ahí lo que surja, desde champiñones a croquetas, pasando por un buen medallón de queso de cabra con alguna confitura. Y por supuesto unas olivitas.
«Prefiero un sábado de vermut torero sin hora límite, que encerrarme en un bar nocturno».
En tu día a día, siempre encuentras tiempo para tomar algo por ahí, además sueles pinchar en varios locales de Barcelona, así que los bares deben de ser una parte importante de tu vida ¿no?
Te diría que no salgo de ellos, pero entonces quedaría fatal. Me encantan los bares, aunque cada vez me gusta más disfrutarlos en horario diurno. Prefiero un sábado de vermut torero sin hora límite que encerrarme en un bar nocturno. Pincho con relativa frecuencia, y he tenido la fortuna de poder participar en vermuts musicales a mediodía, y te aseguro que la experiencia ha sido muy gratificante.
Eres de Zaragoza, has vivido en Londres y desde hace muchos años, resides en Barcelona ¿dónde has encontrado bares más auténticos?
Zaragoza es una gran ciudad en cuanto a bares auténticos se refiere. Madrid también me encanta. Pero ahora mismo me vienen a la cabeza unos cuantos bares de Ribeira, A Coruña, donde estuve veraneando muchísimos años. Recuerdo los bares de los pescadores donde podías comerte un buen trozo de empanada o unas nécoras acompañadas de unas tazas de vino.
Desafortunadamente los pubs clásicos con moqueta e incluso chimenea están desapareciendo de Londres. Ahora tienes que moverte a barrios alejados del centro para poder encontrarte un buen pub lleno de abueletes lugareños disfrutando de una pinta a las 11 de la mañana.
En tu trabajo en la revista musical Rockzone has tenido que hacer muchas entrevistas a bandas, ¿alguna en un bar especial? Y si no es así, ¿en cuál y a que banda te gustaría entrevistar?
Todavía no he tenido oportunidad de poder hacer una entrevista a algún artista en un bar, pero te aseguro que me encantaría. Me imagino entrevistando a Michael Monroe en el Texas y no puedo parar de reír.
«El Devizio parecía el salón de mi casa, y era mi gimnasio personal».
Los bares y el rock van unidos, ¿cuál es el bar más rockero (y destroyer) que has visitado?
He tenido la suerte de crecer en Zaragoza en una época repleta de bares de rock cojonudos, en los que bebí mucho, pero gracias a los que descubrí un montón de bandas, y conocí a buenos amigos que aún mantengo. Devizio parecía el salón de mi casa, y era mi gimnasio personal, y después me siento con la obligación de mencionar el Feedback, La Gruta, el Blues y El Limbo.
De Londres me quedaría con el antiguo Intrepid Fox en Wardour St, que se convirtió también en mi segunda casa, un lugar de encuentro increíble para gente de todo tipo, con una estética brutal, donde sonaba música excelente.
Pero elegiría al desaparecido No Fun de Madrid como uno de los garitos más excesivos que he llegado a conocer. Por exceso y desfase, por musicón, por calor, y por alojar uno de los peores lavabos del mundo.
¿Mesa o barra?
Soy muy de barra, esto lo he heredado de mi padre. Barra cuando estamos dos o tres personas reunidas, para un grupo mayor mesa. Aunque como apuntaba un amigo mío, la mesa alta sería el equilibrio perfecto.
Seguro que alguna vez has pensado en montar un bar...
Claro que sí. Cualquier persona amante de la música ha pensado siempre abrir un bar con posibilidad de programar conciertos y yo no he sido una excepción. Soñando a lo grande me hubiese gustado tener un local con distintos ambientes donde además se pudiera servir comida.
Además de tu trabajo en Rockzone y como Dj Miss Brownstone, trabajas en logística marítima, gestionando transporte de mercancías en contenedores, ¿cómo podríamos montar un bar en uno de ellos? ¿qué modelo y con qué características nos recomiendas?
¡Jajajajaja! ¡Me encanta esta pregunta! Me encantan las posibilidades que tienen los contenedores con unas cuantas modificaciones. Además hay que tener en cuenta su movilidad. Con un 40’ High Cube podríais montar un señor bar de unos 12 metros de largo y 2.4 metros de ancho. Modificaría uno de los laterales para poder abrirlo y así poder ampliar el espacio y poder añadir algunas mesitas, y pondría una buena barra. Con un 20’, de 6m de largo, pensaría en un concepto más en plan take away. Se me ocurren de todo tipo: pizzas, perritos calientes, tacos, bocatas de calamares…
«Adoraba el Bar Tropicana en la calle Moneva. De hecho me encantaba esa calle con el antiguo Calamar Bravo y sus colas eternas, la Mejillonera, y el Pollo Bravo».
¿Por qué has elegido que nos veamos en el Bar Lázaro?
Esta zona de Cuéllar-María Moliner-San José es un poco como el triángulo de las Bermudas. Hay bares, pero los auténticos han ido desapareciendo o están muy escondidos. Recuerdo haber venido por aquí con mi padre de cría varias veces. Mirad a vuestro alrededor y decidme que no os encanta. Tiene tantos objetos y detalles que es la mar de entretenido. Los parroquianos también aportan su toque cañí al lugar, es barato y los vinagrillos no están mal.
¿Echas de menos algún bar en Zaragoza?
Pues mira, sí. Adoraba el Bar Tropicana en la calle Moneva. De hecho me encantaba esa calle con el antiguo Calamar Bravo y sus colas eternas, la Mejillonera, e incluso el Pollo Bravo. Pero el Bar Tropicana era lo más. No sólo por su fachada, con su logo espectacular y los azulejos, sino también por el matrimonio que lo regentaba, los botes de pepinillos que presidían la barra, la plancha en continuo funcionamiento y ¡Oh! Se me hace la boca agua sólo de recordarla, su flamante hamburguesa de la casa: La Hamburguesa Tropicana. ¡Qué maravilla! Se me cae la lagrimica al acordarme. Es una pena que ya no exista ese bar.
¿Qué bar de Zaragoza no nos podemos perder?
Pensaba en el antiguo Ensanche de Méndez Núñez, y en el Burger Luis de Goya, pero ya no son lo de antes, así que recomendaría el Marly de Gran Vía, un clásico de la fritanga, las servilletas de papel por el suelo, y los palillos.